Monday, May 19, 2014

MARTINO Y ZUBIZARRETA, DOS EXTRATERRESTRES EN LA MASIA (versió catalana: clica aquí)


Es muy probable que exista vida en otros planetas. Se han observado directamente unos 1800 planetas que orbitan alrededor de estrellas cercanas al Sol, pero se calcula que las estrellas de nuestra galaxia, la Via Láctea – con 11.000 millones de astros –, tienen de promedio como mínimo un planeta en órbita. Dado que existen más de 100.000 millones de galaxias, la probabilidad de que existan planetas similares a la Tierra (con oxígeno y agua) capaces de generar vida extraterrestre no es nada despreciable. Lo que resulta sumamente improbable es que los habitantes de esos planetas hayan podido desarrollar tecnología para poder venir a visitarnos durante el mismo santiamén geológico en el que ha existido la Humanidad.

Pues durante la presente campaña el Barça ha tenido la mala suerte de que dos extraterrestres, Martino y Zubizarreta, han venido a aterrizar justamente en La Masia. Seguramente porque nunca se formaron en ella, ambos personajes tienen en común una sospechosa incomprensión de la cantera. “Se acabó un ciclo irrepetible”, dijo el Tata al acabar el último partido de Liga contra el Atlético de Madrid, como si él, estando de paso en este planeta, hubiese sido una víctima más del inevitable destino. La triste realidad es que él y Zubizarreta han sido los auténticos culpables de que el Barça se haya derrumbado como un castillo de naipes, por varias razones.

Primero, los técnicos de La Masia trabajan día y noche precisamente para que el Barça se mantenga en un ciclo eterno produciendo una corriente contínua de jugadores excelentes. Uno de los extraterrestres, Zubi, se ocupó de sembrar el desánimo entre el equipo al ofrecer el cargo a un entrenador enfermo, primero, y luego a un entrenador sin conocimiento de La Masia. Por un embarazoso detalle que evidenció la mala gestión del área técnica durante la enfermedad de Tito, la dirección deportiva dejó escapar a Thiago Alcántara, la joya de la corona, para fortalecer las filas del mayor rival europeo. Durante el año del Tata se han dado poquísimos minutos a los canteranos, dándose prioridad a los veteranos “para preservar el estilo”, lo cual ha parado el ascensor que sube jugadores del Barça B al primer equipo. Sólo un extraterrestre como Martino podía ignorar que los jóvenes eran precisamente el mejor garante del estilo, ofreciendo al mismo tiempo variaciones del dibujo táctico (Tello, Montoya, Dongou). Para añadir más veneno al nido, Zubi renovó al alza a los veteranos Puyol, Xavi y Alves y toleró que Pinto fuera el portero de la Copa por su amistad con Messi, ocupando el sitio de otro mejor que él. La progresión adecuada de jóvenes jugadores está ahora en peligro.

Segundo, en una decisión indignante, Zubizarreta ha cesado a Guillermo Amor, el director de La Masia que ha elevado la institución hasta cotas insospechadas, por el asunto de los contratos irregulares a los jóvenes – un asunto legal en el que Amor, futbolista de formación, no pudo tener  responsabilidad alguna. El extraterrestre Zubizarreta hizo un amago de dimisión, recordó su abultado salario, y en lugar de destituir al responsable de contratos, cometió la mayor vileza de su carrera. El club dice que le reubicará – como si Amor fuese una pieza de Lego. Guardiola dijo una vez que siempre recordará cómo el primer día que se entrenó con el primer equipo, Amor vino a recibirle, y que por eso él hizo lo mismo con Xavi. “Cuando das a jugadores de aquí una oportunidad, responden y defienden a su equipo hasta el final”, ha dicho Amor, que estuvo en el Barça desde los 13 años y jugó 421 partidos oficiales con el primer equipo. Destituir a Amor es una decisión doblemente insensata porque La Masia es una institución donde impera la amistad y la solidaridad, y se trata de los mejores profesionales del ramo: no sería de extrañar que los descontentos estén recibiendo ofertas de canteras rivales como la del Manchester City de Txiki y Soriano. La directiva chuleó con la FIFA con una pancarta que espeluznó a los técnicos de La Masia: “La Masia no es toca”. Pero luego el club ha hecho todo lo contrario. Que retumbe el tam-tam por todas las redes sociales: el club está tratando a uno de los héroes del Dream Team como a un perro.

Y tercero, se ha sabido recientemente que los jugadores desaprobaban los métodos “anticuados” del Tata Martino y su equipo, de modos “orgullosos”. Desde Guardiola el club dispone de un equipo de tres analistas para analizar a los rivales con ayuda de nuevas tecnologías y, aunque siguieron haciendo los informes para cada jornada, el Tata los ignoró soberbiamente durante toda la temporada. El resultado es que con los colistas el Barça ganó sólo 2 de 15 puntos, de los que podría haber ganado fácilmente muchos más con estudios detallados al estilo Guardiola. Consta que Zubi lo sabía y no puso remedio. Nunca un entrenador sonrojó tanto a la hinchada blaugrana con sinrazones propias de un principiante: “nosotros no tenemos jugadores para tirar de balones largos, pero vamos a insistir”, “un futbolista puede jugar al fútbol hasta los 35 años”, “no estábamos interesados en que Messi participara” – de ahí el apodo de “paTata Martino” en los foros de Internet.

La prensa mundial debatiendo las causas de la crisis del Barça y resulta que la explicación era muy simple: el Barça estaba en manos de dos incompetentes que pertenecen a una galaxia distinta de la de La Masia. Ellos solos han anulado el ciclo más brillante de la historia del Barça, oxigenado ininterrumpidamente por La Masia desde los tiempos de Milla, Amor, y Guardiola hasta Deulofeu y Rafinha pasando por Messi y Cesc (al que Zubi ha declarado transferible junto a Pedro), y continúa. Algunos han excusado a Zubi y puesto más responsabilidad en Rosell por algunas decisiones desestabilizadoras como el fichaje de Neymar y el del Tata mismo, pero Zubi eligió estampar su firma como co-responsable y seguir cobrando una pasta antes que presentar la dimisión. Martino ya se ha ido a su casa pero aún queda Zubi: el ciclo de La Masia sigue en peligro mientras no se largue él también al espacio sideral.
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Wednesday, May 14, 2014

EL DÍA EN QUE LAS COMPUTADORAS HOMENAJEARON A PUYOL (versió catalana: clica aquí)

En 1936, el matemático Alan Turing ideó una máquina imaginaria que manipulaba símbolos de acuerdo a una serie de reglas tabuladas. La máquina de Turing, a pesar de su simplicidad, sentó los fundamentos teóricos sobre los que se desarrollaron las primeras computadoras y aún hoy puede ser utilizada para explicar y simular la lógica del procesador de un ordenador moderno. Turing hizo su doctorado en Princeton, donde conoció a John von Neumann, otro prodigio matemático. Éste, además de hacer contribuciones esenciales a campos muy dispares como la lógica cuántica, la Teoría de Juegos, la economía matemática y la hidrodinámica – entre muchos otros campos –, puso el invento de Turing en práctica y desarrolló la arquitectura de las primeras computadoras, unas máquinas gigantescas con unos pocos centenares de bytes de memoria. Aún tratándose de ordenadores prehistóricos, von Neumann los empleó para tareas matemáticas que no estaban al alcance ni tan siquiera de su mente privilegiada, como las primeras simulaciones climáticas y la simulación de la bomba atómica, lo cual permitió a Estados Unidos ganar la Segunda Guerra Mundial. 

Más de medio siglo más tarde, las computadoras son millones de veces más rápidas, caben en la palma de la mano, y se siguen utilizando para procesar enormes cantidades de datos – para entender las explosiones nucleares de las estrellas, las tormentas, y hasta el fútbol. Chris Anderson (profesor en Cornell University y ex-portero profesional) y David Sally (profesor en Darmouth College) han utilizado un programa comercial de análisis de datos de fútbol y presentan sus sorprendentes conclusiones en su libro “The numbers game” (Penguin, 2014). Una de las más curiosas es que, estadísticamente, marcar un solo gol no produce tantos puntos de promedio como marcar dos, o tres, o cuatro, etc.; marcar muchos, obviamente, casi siempre conlleva ganar tres puntos; pero, sorprendentemente, mantener la portería a cero reporta más puntos a lo largo del campeonato que marcar un solo gol (expresado paradójicamente como “0>1”). Los autores lo utilizan para subrayar el trabajo de los defensas, muchas veces desarrollado en la oscuridad o a la sombra de los delanteros estrella.

Qué es lo que hace grande a un jugador? La televisión, esa caja tonta, se centra en el gol con sus resúmenes y aleja así al hincha de la verdadera épica del fútbol. Ni Cruyff ni Zico ni Laudrup ganaron un Mundial pero los tres fueron magníficos directores de orquesta y dejaron escritas en la hierba sublimes sinfonías que relegaron al olvido a la mayoría de sus contemporáneos que sí pudieron levantar ese trofeo. También el amor a los colores es recordado para siempre por los aficionados y esa devoción se transmite de generación en generación como una historia de soldados relatada alrededor del fuego: de camino hacia el Camp Nou, mi padre me contaba que “Migueli sí que los tiene bien puestos” con el mismo tono de admiración con el que un hincha del Manchester United rememora los centros milimétricos de Ryan Giggs o uno del Liverpool los chuts impensables de Steven Gerrard. Ahora añadiremos aquellos cabezazos de Puyol, demoledores tanto en defensa como en ataque.

El Capitán se ha retirado y hoy se le hará un merecido homenaje. Que no se diga nunca jamás que éste ha sido el Barça de Xavi, Iniesta y Messi porque también había Puyol cubriendo las espaldas de los bailarines: no hubiera habido baile sin el bombero que apagaba los fuegos. Cuando no llegaba por piernas metía el cuerpo o la cabeza o lo que fuese, sin importarle las consecuencias físicas del choque: antes al hospital que ver entrar el balón en su portería. El culé siempre le ha reconocido esa entrega y por eso Puyol es adorado entre la parroquia blaugrana. Pero hemos sido muy injustos con Puyol porque se le ha considerado un jugador menor entre los artistas del Pep Team. El estudio de Anderson y Sally dice bien claro que, al obsesionarnos con el gol, nos olvidamos de contar bien. Resulta ahora que cuando Puyol, Piqué y Valdés dejaban la portería a cero, éso tenía el doble de peso estadístico para el título de Liga que cada uno de los goles marcados por la Santísima Trinidad. La entrega y el sacrificio de Puyol han contado como goles y nosotros sin cantarlos. Todo el mundo analizando los catarros de Messi y nadie se percató de que el Pep Team se iba apagando con Puyol. En el homenaje, hoy se levantarán todos – abuelos, padres, niños y computadoras – para aplaudir por los números de Puyol que ya llevamos en nuestro corazón blaugrana, identificado para siempre con el corazón generoso del Capitán al ceder el levantamiento de la Champions a su compañero Abidal.  Él ha sido matemáticamente – nunca mejor dicho – el gran héroe del Pep Team.

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Wednesday, May 7, 2014

LA DEFORESTACIÓN DEL ECOSISTEMA BLAUGRANA (versió catalana: clica aquí)

Un ecosistema es una comunidad de organismos vivos que interactúan entre sí y con su entorno dinámico de sólidos, líquidos, gases y energía. Ejemplos de ecosistemas podrían ser un bosque con sus árboles, arbustos y todos sus animales o un estanque con sus algas, sus peces, sus mosquitos, sus sapos y el aire que les rodea. Hay dos tipos de mecanismos que hacen que los ecosistemas se renueven. El primero es gradual: unos seres vivos mueren mientras otros nacen y crecen; un viajero de paso por el bosque cree que los árboles y la maleza han estado siempre allí, pero en verdad lucharon tenazmente por su supervivencia con un dramatismo que el viajero no puede percibir. El segundo mecanismo es destructor: un incendio, un rayo, o una inundación, puede diezmar a una gran parte de los organismos del ecosistema y alterar también su preciado entorno hasta deforestarlo; ahí el ecosistema tarda más en recuperarse y un viajero que haya conocido el bosque anterior no podrá siquiera reconocerlo.

Un club de fútbol – los jugadores, su junta directiva, su cantera y hasta sus socios – forma una especie de ecosistema. El Barça hace ya más de 40 años que mima su cantera con gran celo con el objetivo de nutrir a su primer equipo de jugadores de gran categoría. A pesar de ello, el director deportivo Andoni Zubizarreta ha anunciado una profunda remodelación del equipo que pasa por declarar transferibles a jugadores de La Masia como Cesc y Pedro y a mantener a un veterano en declive como Xavi – una declaración de principios que equivale a una deforestación del ecosistema.

No todas las canteras están concebidas para nutrir a su primer equipo de jóvenes talentos, ni el Barça es el único equipo que se basa en su cantera para construir su primer equipo. El Ajax, la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao, por ejemplo, también utilizan sistemáticamente sus canteras para renovar gradualmente el primer equipo, anticipando así el envejecimiento de sus estrellas. El Real Madrid y el Manchester United, en cambio, utilizan sus canteras primordialmente como una fuente de ingresos, aunque ambas canteras produjeron en épocas pasadas generaciones de leyenda, como la Quinta del Buitre en el caso merengue. La Quinta del Buitre llegó a contribuir 7 jugadores a la selección española en el Mundial de 1990, pero esa magnífica generación fue el resultado de unos cumpleaños muy parejos (del más joven al más mayor de esos internacionales había sólo 5 años: en 1990 tenían 24, 25, 25, 26, 28, 29 y 29 años). Simplemente fue una casualidad que salieran tantos jugadores buenos de golpe. En efecto, la contribución de la cantera del Real Madrid a la selección bajó abruptamente después de 1990, y en los últimos 20 años (las últimas diez competiciones desde la Copa del Mundo del 1994 hasta la Eurocopa del 2012) contribuyó un promedio de sólo 3.3 canteranos. En ese mismo periodo La Masia contribuyó una media de 4.9 futbolistas a La Roja. Cuando La Masia contribuyó 9 jugadores a La Roja para el Mundial de 2010 (y para la Eurocopa del 2012), las edades de éstos abarcaban 11 años y casi no se solapaban: 21 (Busquets), 22, 23, 23, 26, 27, 28, 30 y 32 (Puyol). Ésta es la mejor estadística de la regularidad de La Masia frente a otras grandes generaciones de futbolistas producidas por otras canteras: mientras que la Quinta del Buitre se extinguió por falta de método, la “Quinta de Puyol a Busquets” continúa porque La Masia ha establecido un método inextinguible de formación de futbolistas.

Aún así, hay muchos que aún creen que “el Barça ha tenido suerte con la coincidencia de Xavi, Messi e Iniesta” – son palabras pronunciadas por Zidane y Maradona (!) – olvidando que tienen edades dispares y que no hay sólo esos tres: hay muchos más (como es el caso de Piqué, Cesc Fàbregas, Mikel Arteta, y Oriol Romeu) que salen del club en su juventud porque no se atreven a enfrentarse a un futuro compitiendo con tanto talento. Por lo tanto si no hubiera existido Andrés Iniesta, Cesc Fábregas hubiera ocupado su sitio (es de la misma quinta que Messi) y Guardiola también hubiera ganado, con casi total seguridad, 14 títulos de 19 posibles. Al proponer la venta de Cesc y Pedro, Zubizarreta demuestra no entender que La Masia es la tierra y las semillas de donde emanan no sólo los jugadores sino el mismísimo estilo futbolístico del club.

La estadística anterior, que sigue nutriéndose con excelentes jóvenes futbolistas como Sergi Roberto y Dongou, ha sido recientemente ignorada por el entrenador Tata Martino, que ha preferido dar continuidad a los veteranos: “un futbolista puede jugar al fútbol hasta los 35 años”, dijo sin fundamento científico el Tata para tranquilizar a los treinteañeros del vestuario, Xavi, Puyol y Alves. Este insensato error de apreciación – se recuerdan muy pocos futbolistas que hayan llegado a esa edad en el Barça – ha provocado un parón brusco en el ascensor que asegura la renovación del ecosistema de La Masia: Martino sólo utilizó a tres jugadores del filial sumando un pobrísimo promedio de 24 minutos en todo el año por canterano. Martino, que consiguió convencer a Zubi en un santiamén de que se sabía al dedillo la filosofía del Barça, va además contra la Historia blaugrana. Los entrenadores del Barça han ido utilizando más y más canteranos: Cruyff hizo debutar a una media de 4 canteranos (aunque con gran inconsistencia: un año a ninguno y otro a 10), Van Gaal (incluyendo a los interinos Serra Ferrer y Rexach) a 3.5, Rijkaard a 5.8 (también bailando de 3 a 9 de un año para otro), y Guardiola a 5.5 (con gran consistencia: o bien 5 o bien 6 cada año). Guardiola también fue muy consistente en la utilización de jugadores de La Masia en su once inicial: en las temporadas 2009-2010 y 2010-2011, utilizó exactamente 6.32 canteranos en ambos años, y en muchos partidos llegó a alinear a 8. Tito llegó a dar 286 minutos de promedio a los canteranos del filial, un récord del club y un 67% más que el promedio de las cuatro temporadas anteriores con Guardiola al cargo. La consistencia de Guardiola y Tito facilitó enormemente la planificación a largo plazo por parte de los entrenadores de La Masia. Es más eficiente cuidar de un bosque día a día con esmero que tener que replantarlo después de un incendio.

No se puede culpar a Martino de todo el descalabro porque, al fin y al cabo, no ha tenido tiempo de aprenderse la lección. Simplemente confundió con su palique a Zubizarreta, el auténtico borrico de la clase. Hace casi tres décadas que está en el club y tuvo el privilegio de mamar del padre del Dream Team, Johan Cruyff, como el que más, pero no parece haber aprendido nada de nada. Aún no ha explicado por qué renovó a la alza a Puyol y a Xavi cuando lo racional hubiera sido negociarles una retirada gloriosa acorde con su categoría de leyendas. Zubi ni tan siquiera se da cuenta de que al dar prioridad a las leyendas ha torpedeado el nido del que se alimenta todo el club. Ya es el colmo pretender que Pedro, de 26 años – el rey del desmarque – y Cesc, de 27 – ex-capitán del Arsenal, centrocampista con gol, visión para el pase final, y dotado para los tiros libres y el rondo –, ambos campeones del Mundo y en la plenitud de sus facultades físicas, sean los responsables de la desgraciada presente campaña. Para reemplazarlos se barajan nombres de estrellas extranjeras, pero ya sabemos que Ibrahimovic y tantos otros excelentes jugadores a menudo no se adaptan bien al sistema del Barça porque pertenecen a otro ecosistema. El Barça sigue teniendo en su cantera una fuente inagotable de magníficos jugadores compatibles con su ADN para ir renovando su ecosistema gradualmente, y el único en el Barça que no lo entiende es el director deportivo. La deforestación y replantación con ADN foráneo que propone Zubizarreta es sólo un síntoma más de su incompetencia planificadora. Él es el árbol que urge más talar.
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Saturday, May 3, 2014

PIENSO, LUEGO SOY DEL BARÇA (versió catalana: clica aquí)


El Renacimiento fue el resurgir cultural que empezó en Florencia en el s. XIV y, expandiéndose por Europa hasta el s. XVII, sacó a ésta de la oscuridad de la Edad Media. Es durante estos siglos que florecen las primeras mentes de la ciencia occidental. Nicolás Copérnico (1473-1543) mira al cielo de su Prusia natal y deduce que la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol, desafiando el modelo bíblico centrado en la Tierra. También el doctor belga Andrea Vesalius (1514-1554) asombra a sus contemporáneos al hurgar en las entrañas de cadáveres, convirtiéndose así en pionero de la anatomía humana. René Descartes (1596-1650), filósofo y matemático francés, formula el método de la duda como base inquisitiva del conocimiento; su declaración “Pienso, luego existo” se considera uno de los pilares fundamentales de la Revolución Científica. En esta época Galileo Galilei (1564-1642) hace agudas observaciones astronómicas de los planetas, empleando ya el método científico – la formulación de una hipótesis y su comprobación experimental  sistemática –. Isaac Newton (1642-1727) ilumina al mundo de la ciencia con el cálculo diferencial, las leyes de la mecánica y la Ley de la Gravitación. Tanto alumbraron el ingenio y la razón que el s. XVIII vino a llamarse el Siglo de las Luces.

El Barça y La Masia también han tenido su Renacimiento con su Revolución Científica. A principios de los 70 España estaba sumida en una Edad Media futbolística donde imperaba la ley de la Fúria y la Raza. Los primeros destellos copernicanos surgieron del Ajax, la Florencia del fútbol, y el ilustrado presidente del Barça Agustí Montal no tardó en repararlo: contrató a su entrenador, Rinus Michels, y a su más avanzado pupilo, Johan Cruyff. Es cierto que el Fútbol Total de Cruyff, el jugador, hizo mucho más que los avanzados métodos y la pizarra de Michels para convencer eternamente a la parroquia blaugrana de que esta primavera tenía razón. Cuando se fueron Michels y Cruyff, la cantera – elevada a un programa educativo por el presidente Josep Lluís Núñez en 1979 – fue progresando como una isla renacentista gracias a la labor principal de Laureano Ruiz, Oriol Tort y Charly Rexach, que hicieron maravillas con los juveniles: se recuerda el glorioso equipo de Amor, Milla, Tito Vilanova, Jordi Roura, Busquets (padre de Sergio Busquets), Altimira, Najim, y otros. Cuando volvió Johan Cruyff en 1988 como entrenador, La Masia ya había salido de la Edad Media. Sólo faltaba el método.
Cruyff, como entrenador del primer equipo, pidió a La Masia que implementara una planificación racional de la cantera a gran escala, inspirada en lo que él había visto funcionar durante décadas en el Ajax, que consistía en enseñar el mismo método de entrenamiento y estilo de juego a todos los chavales. La Masia trabajó muy duro en aquellos años y produjo la ristra de jugadores más excelsa del fútbol formativo de todos los tiempos: Milla, Amor, Guardiola, de la Peña, Puyol, Xavi, Iniesta, Piqué, Cesc, Messi, Alba, Bartra, Samper, Munir, Lee, etc. (no caben todos). Aún produce a todo gas. Los canteranos espolearon a un Dream Team lleno de malabaristas (Laudrup, Romario, Koeman, Stoitchov), contagiando el entusiasmo por el fútbol de ataque y de posesión por toda Europa. Se podría decir que Cruyff fue el Galileo Galilei de La Masia.

De La Masia salió Pep Guardiola, el entrenador que acometió la primera Planificación Total de un primer equipo, las nuevas leyes de la mecánica del Barça. Supo analizar las causas del pobre rendimiento del curso anterior y actuó en consecuencia: sacar las “manzanas podridas” del cesto (Ronaldinho y Deco, y más tarde Eto’o). Fue el entrenador que utilizó a más canteranos, con consistencia matemática: en las temporadas 2009-2010 y 2010-2011, el promedio de canteranos en el once inicial fue exactamente el mismo (6.32), y cada año hizo debutar a 5 o 6 canteranos (ni uno más ni uno menos). El club había encontrado a su Newton. Trabajador incansable, llegaba el primero y se iba el último. Hizo personalizar la preparación física y la dieta de cada jugador – en especial la de Messi, que hasta entonces sólo comía bistecs y golosinas – y bajaron las lesiones. Eliminó las concentraciones antes de los partidos para que los jugadores estuvieran más tiempo con sus familias y menos jugando a la XBox en un hotel. Guardiola se inventó en su amigo de infancia Manel Estiarte la figura del mediador. Pero Manel no es un cualquiera: es una leyenda viva del waterpolo – ha competido en la friolera de 6 olimpiadas, 578 partidos internacionales, y hasta Messi se arrodilla ante su medallero. Manel es un tipo modesto, de sonrisa amable y pocas palabras; al escuchar a los jugadores, Manel en realidad hacía de psicólogo furtivo de los jugadores. Pep contrató a un reducido grupo de colaboradores íntimos para que le ayudaran en la preparación táctica de los partidos utilizando videotecnología puntera. Domènec Torrent y Carles Planchart viajaban para grabar una media de seis partidos por cada rival al que se debía enfrentar el Barça; no contento Pep con el encuadre parcial que ofrecen las imágenes de televisión, les pidió que filmaran los partido en modo panorámico con alta definición para poder visualizar a todos los jugadores al unísono. Este material era procesado digitalmente y ensamblado con imágenes de televisión en DVDs personalizados para cada jugador (en especial los defensas), para que estuvieran mejor preparados en cada zona del terreno. Guardiola escogió como asistente a Tito Vilanova – amigo de sus tiempos de La Masia –, quien había entrenado al equipo cadete de Piqué, Cesc Fàbregas y Messi y era un brillante estratega a balón parado. De toda esta metodología nació un equipo que es considerado uno de los mejores equipos de la historia por la belleza y espectacularidad de su juego de ataque, por su palmarés, y por haber formado la columna vertebral de la selección nacional, ganadora de un Mundial y dos Eurocopas.
Todo esto ha desaparecido con Zubizarreta, con cuyo equipo se ha esfumado el sentido común y la planificación racional. La actual junta no parece darse cuenta del papel histórico del Barça y la responsabilidad que eso conlleva en las decisiones a tomar. Ningún otro club del mundo, al transformar su cantera y emprender un Renacimiento en su estilo de juego, ha revolucionado a su vez el fútbol en tantos otros países. No obstante, se tomó la decisión de continuar con Tito Vilanova enfermo en el cargo, una decisión delirante dada su enfermedad. Se procedió a traer a un entrenador inexperto en el fútbol europeo y desconocedor de La Masia, el Tata Martino. En toda la temporada, Martino sólo ha utilizado a tres futbolistas del filial sumando un tacaño promedio de 24 minutos en todo el año por canterano, 8 veces menor que el promedio de los cinco cursos anteriores y 12 veces menor que el promedio de Tito y Roura en la temporada 2012-2013. No consta que Martino hiciera ningún análisis de la plantilla al llegar al Barça, al contrario: “un futbolista puede jugar al fútbol hasta los 35 años”, dijo para amnistiar a Puyol, Xavi y Alves, los treinteañeros que han sido señalados porque su cuerpo ya no responde como antaño. Como Martino es de la vieja escuela, han vuelto las dichosas concentraciones. Ya no impera la lógica y el análisis pre-partido con alta tecnología sino la fantochada sin más: “no estábamos interesados en que Messi participara”. Por algo en las redes sociales se le conoce como el “paTata Martino”. Llegada la crisis, los jugadores no tienen a quién recurrir porque a Zubi se le olvidó de preguntarle a Martino si tenía a un substituto para el esencial Manel Estiarte.
Todos los grandes clubes del mundo son grandes por la pasión de sus hinchas y sus jugadores, pero la inmensa mayoría deben sus etapas de gloria a casualidades de la Historia. Cruyff y Guardiola, en cambio, sentaron los cimientos metodológicos del Barça, cuya grandeza se basa en que La Masia sustenta al primer equipo con excelentes jóvenes jugadores. Ahora Zubi se plantea una renovación de la mitad del equipo (que incluye considerar transferibles a Cesc y a Pedro, almas destacadas de los rondos del Barça) cuando la responsabilidad del desmoronamiento del equipo es suya por no haber sabido anticipar el efecto devastador que ha tenido la previsible bajada de rendimiento de los futbolistas de más edad. Todo por no pensar. Ibrahimovic creyó insultar a Guardiola cuando lo llamó filósofo, pero en su libro “Pienso, luego juego”,  el gran centrocampista italiano Andrea Pirlo argumenta que filósofo es más bien un halago. Mientras tuvo a un filósofo por entrenador, el Barça fue el faro del Siglo de las Luces.


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Thursday, May 1, 2014

ANTICUERPOS CONTRA EL TIKI Y TAKA


Todos los seres vivos, desde las bacterias, hasta las plantas y los animales, poseen mecanismos para defenderse de otros seres vivos que les pueden herir o infectar, causándoles enfermedades. Estos mecanismos constituyen el llamado sistema immunológico, que en los humanos consiste en un complejísimo entramado de tejidos y células – como los granulocitos, los macrofagocitos, las células dendríticas, los limfocitos B y los limfocitos T, entre otras – que se comunican entre ellas para vigilar constantemente nuestro cuerpo contra posibles invasores. Los limfocitos son brillantes ingenieros de la genética molecular que consiguen a partir de nuestro ADN generar casi infinitas combinaciones de receptores (uno distinto para cada célula) para reconocer al enemigo que pueda presentarse. Si, por ejemplo, penetra un microbio en la sangre, el receptor de un limfocito B lo acaba reconociendo, lo engulle y se encarga de producir anticuerpos contra el microbio y de activar a otros limfocitos B. Los anticuerpos inundan la sangre y se pegan a los otros microbios; estos microbios rodeados de anticuerpos resultan muy apetitosos para los macrofagocitos, que los engullen en un plis plas como si fueran albóndigas con espaguetis.

El Barça de Guardiola, conocido como el Pep Team (2008-2012), llegó a la cima del deporte rey con un brillante fútbol de posesión y de ataque que tiene sus raíces en los métodos traídos por Cruyff desde el Ajax en 1988 para construir su Dream Team y en la coordinación más fructífera con una cantera (La Masia) jamás vista en la historia del fútbol. Ese estilo de fútbol, el famoso “tiki y taka” que encumbró a La Roja en dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010), está ahora enfermo. Ocurre que de tanto analizar el tiky y taka, muchos clubes han desarrollado diferentes anticuerpos contra él. Uno es el autobús, contra el que el Barça se estrelló en varias ocasiones. La idea es sencilla: ni Messi no puede driblar por donde no cabe el balón. Otro es el contragolpe, que el Real Madrid utiliza con gran eficiencia gracias a la velocidad de sus delanteros. Uno muy pillo es el de la presión selectiva, desarrollado por el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp, que deja más libre de marca al lateral menos técnico del contrario para forzar subidas del balón por una ala en particular. El más inteligente es utilizar contra Messi y sus muchachos la misma arma que utiliza el Barça para neutralizar a sus contrarios: la presión muy alta para dificultar la circulación y causar errores en el pase, como ha demostrado Unai Emery primero con el Valencia y luego con el Sevilla.

Hay que recordar que el Bayern de Munich vapuleó al Barça en las semifinales de la Champions League de la pasada campaña por un total de 7-0; que Messi anduviera cojo es poca excusa en lo que se discute aquí, que es la superioridad aplastante del Bayern. Ahora el Bayern acaba de ser eliminado, también en semifinales, por el Real Madrid por un total de 5-0. En todas esas cuatro semifinales el equipo que acabó derrotado (que en el 2014 es casi el mismo que el vencedor del 2013) ganó la estadística de la posesión por un amplio margen. Qué está pasando? Es que la posesión ya no vale un peine? Estamos realmente ante un Real Madrid “imperial” (Sámano, El País)?

Ni lo uno ni lo otro, pero sí que hay que volver a la pizarra. Primero, constatemos que el fútbol de posesión se sustenta en la Presión Total y, sin ella, se derrite como la mantequilla. Lo cierto es que el Barça siempre exageró la estadística de la posesión en su favor: el que el Barça haga 500 pases por jugador cada partido, casi un 90% de ellos bien, puede ser un indicador de que los jugadores son muy buenos (como siempre lo ha querido interpretar el club) o de que, simplemente, los pases son muy cortos. Ahora, la mayoría de las críticas apuntan a la defensa porque (con Puyol en la UVI y un Mascherano reciclado) siempre está llena de parches, pero la presión empieza en la delantera y la media. Xavi, que no ha perdido ni pizca de su prodigiosa técnica ni de su inteligencia privilegiada para organizar el juego, ha perdido la explosión muscular en las piernas que se requiere para seguir a la marca; contra el Villarreal, en un contraataque aparentemente anodino, el centrocampista Cani se fue corriendo de la zona defensiva, pasó por el lado de Xavi en la medular, y llegó al área con 15 metros por delante de Xavi, desde donde remató a placer en solitario. Ocurre varias veces por partido; lo de Cani es sólo un ejemplo que acabó en gol. Hasta ahora, todo el sistema de juego pivotava alrededor de Xavi y cada jugada era procesada por sus botas: una Xavi-dependencia. La famosa Messi-dependencia de la era Tito no fue un mal sino un síntoma de lo que se avecinaba: simplemente es que, al decaer progresivamente la influencia de Xavi en el sistema de juego, los jugadores instintivamente optaron por cortocircuitar los pases hacia Messi en vez de canalizar el juego por Xavi, ahora más retrasado para no perder balones. La lección para la dirección deportiva es que el Barça tiene que aprender a decir adiós a sus leyendas. Basta con dar la titularidad a jugadores jóvenes como Cesc, Sergi Roberto, Bartra y Montoya para poner al día la presión. Qué cruel ironía: para preservar el estilo, Zubizarreta y Martino se han aferrado a Xavi como náufragos al bote que zozobra y es ésto precisamente lo que ha causado el naufragio del estilo.

Segundo, el talón de aquiles del fútbol de posesión ha sido siempre la previsibilidad de su juego. Todo el mundo sabe cómo van a jugar el Barça y La Roja desde el minuto cero, lo cual da una ventaja inmensa a sus rivales. Tradicionalmente la previsibilidad se ha justificado como una necesidad de cantera: había que enseñar a los chavales cómo juega el primer equipo. Está bien que se mantenga la transparencia como bandera, pero uno no tiene que aferrarse a ella en todos los minutos de todos los partidos. No hay nada deshonroso ni anti-pedagógico, al contrario, en salir a sorprender al rival en los partidos clave de la temporada. Todos los grandes actores de teatro se han saltado el guión en sus noches mágicas. No se trata de enterrar el fútbol de posesión sino simplemente de adaptarse al rival de vez en cuando.

Tercero, el fútbol de contraataque sólo es un anticuerpo, ahora toca desarrollar el antibiótico. Ese antibiótico no puede violar los principios del juego del Barça, como ha hecho recientemente Tata Martino mandándoles a Mascherano y Piqué a que peguen patadones al balón para adelante saltándose el mediocampo a la torera: “El centro del campo es el barómetro del fútbol”, advirtió Cruyff. Fue un error traer a Martino, sin experiencia en el fútbol europeo ni conocimiento de La Masia, porque ha sido el entrenador que ha dado menos minutos a los canteranos en los últimos años. El antibiótico sólo lo sabrán desarrollar los brillantes jóvenes futbolistas de La Masia que esperan su turno para jugar: Cesc (ex-capitán del Arsenal, singular jugador box-to-box con un pase letal), Sergi Roberto, Bartra, Samper, Dongou, Munir, Lee, y otros. No hay que darle más vueltas al asunto: la solución a los males del Barça no la traerán los fichajes estrella que Zubizarreta ahora mismo está barajando para paliar su desastrosa planificación – la solución llegará, como siempre, de La Masia.



De hecho, el  contraataque es un arma más vieja que la moños y huele a moho, no a imperial. No hay defensa posible contra la velocidad ni contra la altura, por eso Florentino (que es constructor) prefiere a atletas musculados que a artistas del balón. Hay pocos jugadores en el Real Madrid que hubieran tenido sitio en el Barça del Pep Team (CR, Benzema, Ramos), y el equipo merengue acusa esa falta de nivel técnico cuando juega contra rivales que le juegan agazapados atrás.  Los contraataques se han cortado toda la vida de raíz, con faltas rápidas – con un empujoncito, como saben hacer en Italia – y antes de que se despliegue el velamen; contra las faltas laterales no hay mejor arma que el fuera de juego – como demostró la zaga de Baresi en los 80 –;  y, si el rival tiene jugadores tan rápidos como Cristiano y Bale, pues no queda más remedio que retrasar la defensa: lo imprudente es darles espacio con el argumento estéril de que “tenemos que ser fieles a nuestro estilo”. Ahora que ese estilo ha sido ridiculizado ya dos veces, es hora de aparcar los dogmatismos irresponsables. En el Bayern, Guardiola ha intentado transplantar el tiki y taka pero Schweinsteiger no es Iniesta, Javi Martínez no es Xavi, y Robben no es Messi, con lo cual las circulaciones son menos precisas; con rivales como el Madrid, este Bayern debería haber jugado a lo suyo, que es el fútbol arrollador de treinta centros al área por minuto. Ahora los que más critican a Guardiola por ese error puramente táctico son los resentidos que tuvieron que sufrir la vejación de verle alzar 14 títulos de 19 posibles en el Barça. Pero la posesión y el fútbol de toque no se han ido a ninguna parte. De los cuatro goles del Real Madrid al Bayern, tres fueron a balón parado (nadie saltó con Ramos en los dos primeros goles, y el balón pasó bajo la barrera en el cuarto), y el otro un contraataque en el que CR y Bale corrieron 40 metros contra un solo defensa: el mejor antibiótico, al fin y al cabo, es no cometer errores imperiales.