Sunday, June 1, 2014

LO QUE JAMÁS QUERREMOS SER (versió catalana: clica aquí)

Un espejo es un objeto capaz de reflejar la luz de manera total o parcial. Los primeros espejos, fabricados a base de pulir obsidiana (una roca volcánica totalmente vítrea), datan del 6.000 a.C. En Mesopotamia (4.000 a.C.) se fabricaban espejos de cobre pulido. En el s. XVI, los artistas italianos de Murano aprendieron que al deslizar mercurio detrás de un cristal se formaba un espejo casi perfecto, y estos espejos carísimos ocuparon los palacios de toda Europa. En 1835 el químico alemán Julius von Liebig inventó un proceso para depositar una fina capa metálica de plata encima de una superficie de cristal, convirtiéndola en un espejo. Los espejos de hoy en día se fabrican depositando aluminio, más barato y más inoxidable que la plata.

La mercadotecnia del Real Madrid se frota las manos con su nueva imagen de club campeón después de una larga sequía. La hinchada del Real Madrid está celebrando “el cambio de ciclo” y rápidamente se proclaman los “Reyes de Europa”, por las prisas en reemplazar la larga dominación blaugrana que se ha interrumpido esta campaña y en la que el Real Madrid ha ganado un merecido doblete. En lo positivo, esta Champions ensalza la sabiduría táctica de Ancelotti, resalta una vez más el papel de los grandes defensas (Ramos), y redime al bueno de Casillas – que había sido perseguido con una crueldad digna de la Gestapo. La imagen del nuevo campeón es eminentemente muscular, no sólo por sus futbol-atletas sino también por su músculo financiero. Sin embargo, el Barça hará bien si se mantiene firme en su modelo, basado en jugadores cerebrales de La Masia, y no se mira en el espejo del Real Madrid, por varias razones.

Primero, el modelo de financiación del Real Madrid prosperó porque es anterior a la UEFA Fair Play Rules, según las cuales el gasto no debe sobrepasar a los ingresos. Nos remitimos a la Historia. Hace 14 años Florentino Pérez irrumpió en el mercado del fútbol como si fuera un casino y empezó a jugar en la Champions, su ruleta. En el año 2000, Florentino, que es constructor, ideó un plan inspirado en vigas de cemento: reducir los efectos del azar en el fútbol a base de reforzar el equipo con el máximo número de estrellas posibles. Pero era un plan carísimo y el club ya adeudaba 270 M€. En el año 2001 llamó a su antiguo amigo Álvarez del Manzano, ahora alcalde de Madrid para el PP, y le pidió un pequeño favor. Todo se arregló en un santiamén y a la sombra, como la mafia. Del Manzano recalificó unas zonas verdes del centro que pertenecían al Real Madrid para que el club las pudiera vender a constructoras (entre ellas la empresa de Pérez, ACS Dragados). De la venta de los terrenos, el Real Madrid obtuvo más de 400 M€, con lo que pudo cancelar la deuda y fichar a Zidane, Ronaldo, Figo, Roberto Carlos, Cannavaro, y Beckham. En 2002 tuvo su día de suerte y ganó la Champions, pero a qué precio: cuatro rascacielos que harán sombra a Madrid para siempre. La operación firmada por del Manzano sería hoy en día castigada duramente por la UEFA como lo han sido otras operaciones de financiación encubierta en el ManCity y el PSG, y no es la primera vez que las instituciones ayudan al Real Madrid para engrosar su historial y perjudicar el de sus rivales. En 1953, Franco prohibió que el Barça (que tenía un gran equipo con Kubala, Ramallets, etc.) fichase a Alfredo Di Stefano – el Messi de la época – pero luego autorizó que lo fichase el Real Madrid, que en sus 51 años de historia había ganado sólo dos Ligas y ninguna Copa de Europa. El Madrid de Di Stefano ganó 5 Copas de Europa (marcó en las cinco finales) y 8 Ligas. La mitad de los trofeos de los “Reyes de Europa” no deben ser la envidia de nadie porque están manchadas con ignomínia.

Segundo, al Barça le conviene que el Real Madrid siga convencido de que el camino del éxito pasa por poner mucho músculo – atlético y financiero – y poca planificación a largo término. Este año a Florentino le ha vuelto a salir bien la partida de ruleta, pero por centímetros y minutos: Ramos marcó el gol del empate en el minuto 93, y luego Bale marcó el segundo de cabeza gracias a un rebote afortunado en el área después de haber fallado estrepitosamente dos goles. Si el cabezazo de Ramos se hubiera desviado unos centímetros a la izquierda, los 100 M€ que costó Bale se hubieran ido al traste. Cristiano y Bale, que raramente devuelven el balón al compañero, parecen replicantes descerebrados salidos de la película Blade Runner, jugando más para lucir su pegada y su galope que para servir al equipo. Es parte del plan inicial de Florentino, que ya lleva gastado en el intento más de 1.000 M€: una inversión insostenible para sólo dos Champions, cinco Ligas, y dos Copas. El tiempo no pasa a su favor; Cristiano – el estandarte del club –, con 29 años y lesiones que se alargan, pronto no va a poder sostener su rendimiento a los niveles acostumbrados.

Tercero, para el culé hay motivos para ser optimista a pesar de los nubarrones que aún se ciernen sobre el Barça con la incomprensible permanencia de Zubi tras su desastrosa gestión: es muy difícil que la “dominación blanca” sea tan duradera como la del Pep Team. Viendo el juego exhibido por el Real Madrid durante la pasada temporada, uno no puede evitar preguntarse si no será la baja forma del Barça lo que ha facilitado dos títulos a los merengues. Parece que el Barça se ha caído por marchito, no por la grandeza del juego merengue, mientras que el Pep Team humilló al Real Madrid repetidamente. Desde que en el 2010 el Pep Team tuviera que esquivar, en autocar, la humareda del volcán islandés Eyjafjallajokull en erupción, el aficionado culé ya tiene interiorizado que la máxima competición no siempre la gana el mejor de Europa. El Real Madrid y el Atlético de Madrid han venido a llenar el hueco dejado por un Barça sumido en una crisis de juego, pero ni uno ni otro equipo han hecho olvidar aquel fútbol musical del Pep Team.

Cuarto, La Masia – continuamente estimulada por la competencia del Real Madrid –, ha producido en los últimos cinco años una cantidad nunca vista de jugadores de élite. Muchos de ellos, como Bartra, Sergi Roberto y Montoya, llegan ahora al primer equipo con formación universitaria. Este año se estrenarán en el Camp Nou Rafinha y Deulofeu, pero también están subiendo Dongou, Adama, Munir y Samper, y en unos pocos años llamarán a la puerta Lee, Take y muchos otros más. Si Jesé, Morata y Carvajal son las perlas de la cantera del Real Madrid, el Barça no lo tendrá muy difícil para asaltar el trono.

Quinto, el comportamiento lamentable de las estrellas del Real Madrid sirve a La Masia de contraespejo ético. Florentino seguirá jugando a la ruleta porque lo que de veras excita al palco del Real Madrid – repleto de representantes de la España profunda: banqueros engominados, machos toreros, monárquicos y falangistas –, es ver a sus guerreros Ramos y CR exhibiendo sus torsos depilados como mádelmans en una final de Champions. Ni el colectivo gay se excita tanto. Pero tanto festejo para un cuarto gol inconsecuente de penalti sólo revela que CR, pobre muchacho, no cabe en su inmensa vanidad de chulopiscinas. En La Masia, a un chico que hace esto se le expulsa.

Y por último, Florentino cuenta con una legión de admiradores que, con la conquista de la Décima, le han erigido en el modelo de empresario del fútbol porque minimizan la intervención de Álvarez del Manzano. El Barça debe mirarse en el espejo opuesto, tanto en lo deportivo como en lo financiero y lo social. Estos energúmenos les robaron a su ciudad unas céntricas zonas verdes y con ello se llenaron los bolsillos: sorprende que aún puedan pasearse libremente por Madrid. No hay nada más simbólico que el exultante apretón de manos entre Aznar y Florentino al celebrar el gol de Bale durante la final: dos presidentes corruptos creyéndose reivindicados ante la imagen de su éxito. Aznar también embaucó a sus contemporáneos, empujando a una generación a una guerra injustificable en Irak, haciendo el patán con su risita hitleriana en los foros internacionales, culpando criminalmente a ETA durante el 11-M, y aceptando sobres de la trama Gürtel. Aznar es invitado de honor del Real Madrid, y esa infame asociación refuerza el valor moral del Barça como representante de la identidad nacional de Cataluña. Basta con mirarlos para saber lo que jamás querremos ser.
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