Sunday, June 29, 2014

ELEGÍA A XAVI, EL ENANO QUE SE CONVIRTIÓ EN GIGANTE DEL FÚTBOL (versió catalana: clica aquí)

En las ciencias físicas hay las llamadas leyes de escala que nos permiten extrapolar cómo se comportaría un sistema si fuera tantas veces más grande (o más pequeño). Las leyes de escala nos indican que un gigante diez veces más alto que nosotros y con iguales proporciones (como el bondadoso Gegant del Pi en Cataluña, por ejemplo) no podría tener nuestros pies, o de lo contrario se le romperían los huesos del pie bajo el peso del cuerpo – que sería unas mil veces mayor que el de una persona normal. Para resistir el peso tendría que tener, como los grandes dinosaurios, unos huesos y unos pies mucho más anchos.

Xavi ha sido un jugador de estatura pequeña que con el paso del tiempo se ha convertido en un gigante del fútbol, especialmente por su fructífera asociación con Iniesta, otro gigante de talla menuda. Cuenta la leyenda culé que un día Guardiola fue al Miniestadi con Xavi para ver jugar a las jóvenes promesas y, señalando a Iniesta, hizo una doble premonición, una de las más bellas del universo blaugrana porque relaciona en el tiempo a los tres más grandes centrocampistas que ha producido La Masia: “Tú me sentarás a mí, pero él te sentará a ti”. Años más tarde Guardiola dio la batuta conjuntamente a Xavi y a Iniesta, negando él mismo su segundo augurio, y creó así uno de los centros del campo más plásticos y dinámicos que se han visto en la historia del fútbol. Ninguna otra pareja de futbolistas ha expresado mejor en el campo uno de los postulados más sintéticos del fútbol que nos ha regalado Cruyff: “El centro del campo es el barómetro del fútbol”. Durante la época del Pep Team, el Barça llegó con estos dos centrocampistas a tal nivel de sincronización de sus movimientos que uno habría dicho que La Masia utiliza bailarines y coreógrafos para entrenar a sus futbolistas. La característica más distintiva de esta compañía de ballet era la increíble velocidad y precisión con la que se pasaban la pelota, intercambiando sus posiciones cuando era necesario. No lograban esta habilidad por la fuerza física – ambos son bastante más débiles y pequeños que la mayoría de centrocampistas – sino por la técnica de su toque y su rápida coordinación mental, casi telepática. "Nuestro nivel de compenetración es tan alto que no necesitamos palabras para avanzar en el campo", dijo Xavi sobre Iniesta. "Cuando él sube, yo bajo; cuando él tiene la pelota, yo voy a una posición libre; y cuando yo recibo la pelota, él va al espacio. Es un simple baile".
Lo hacían con tal exactitud que podían permitirse el lujo de hacer la mayor parte de los pases en sentido horizontal, simplemente para mantener la posesión del balón – un procedimiento que cansaba a los defensores y les hacía perder su concentración, como hipnotizados por el movimiento rítmico de la bola o por el movimiento pendular de los jugadores del Barça. El gran defensor inglés John Terry describió muy bien cómo, como defensor, tuvo que sufrir el fútbol de posesión: "No me gusta jugar contra equipos que tocan y tocan. Te pasas todo el partido corriendo detrás de ellos y es muy frustrante. Debes permanecer muy concentrado todo el tiempo. Haces un error y te marcan un gol ".
Xavi es un jugador que tiene un toque privilegiado – se le ha visto amortiguar saques de portería con el exterior de su bota con la tranquilidad de quien se está tomando un café – y que, con su obsesión por no perder el balón aprendida en La Masia desde los 11 años, desarrolló una maniobra singular conocida por el fan culé como “la vueltecita mágica” – con la cual se zafaba de sus contrarios a base de girar sobre si mismo como una baldufa. Aún así, la parte más hábil de su cuerpo no está en sus botas sino en su cerebro: Xavi aprendió los fundamentos del fútbol posicional jugando a Fútbol-7 de niño en La Masia y, más tarde, cuando Van Gaal lo subió al primer equipo, pero estalló como una flor cuando Rijkaard lo situó a diez metros del área, donde sus triangulaciones fulgurantes con Iniesta, Ronaldinho y Messi deslumbraron al mundo. Xavi se distinguía por su capacidad de pensar rápido y jugar con la cabeza alta, como muchos grandes centrocampistas antes que él, pero por encima de ellos ha mostrado una capacidad de análisis propia de un jugador de ajedrez: podía intuir por dónde iba a discurrir la jugada cinco o seis toques antes que todo el mundo – acelerar el juego si había que filtrar un pase a Messi o pausarlo si había que esperar a que Alves subiera por el lateral –, controlando el tempo del juego como un Gran Maestro del fútbol. Esta facultad suya era tan obvia que el Barça jugaba de dos maneras distintas: una con Xavi – más ordenada y siempre siguiendo las pautas del estilo – y otra sin él. Xavi se identificó tanto con el fútbol de posesión del Barça que ya desde pequeño sus entrenadores de La Masia le descubrieron una obsesión que lo haría famoso: "Se puede pasar todo un partido sin perder apenas una pelota".
Estos días se anunciará que Xavi se marcha definitivamente del Barça para vivir una última aventura futbolística y personal en una liga extranjera menor. Xavi había sido criticado recientemente – también desde estas páginas – porque ya no era el Xavi que marcaba la diferencia, por mucho estilo que aportase: pero no era culpa suya sino de la biología, y en todo caso la responsabilidad última era del club. El Barça debería haber tratado de convencer a este genio hace ya más de un año de que pasara al cuerpo técnico. En lugar de utilizar el faro de su mente para el bien del club, dejaron que su inmensa sombra asustase a Thiago y a Cesc y cobijase a un sinfín de tertulias estériles sobre el estilo: el estilo lo traen impreso en sus botas los jugadores desde La Masia, con lo cual la premisa de que había que mantener a Xavi para preservar el estilo era falsa. Esperar que Zubizarreta y Martino – seguramente los dos más grandes incompetentes que ha tenido la dirección del club desde la era Núñez y Gaspart – comprendieran estas sutilezas lógicas hubiera sido como pedirle peras al olmo.
Recordamos a la mayoría de grandes científicos, personalidades y futbolistas por su apellido, como es natural, porque hay incontables Alberts pero sólo unos Einsteins, infinitos Johans pero pocos Cruyffs. Como el cantante catalán Raimon, Xavi – el diminutivo catalán de Xavier, sin apellido – tiene entrada propia en Wikipedia: sólo hay un Xavi, inmortalizado ya en decenas de millares de dorsales del Barça con el 6 y de la Roja con el 8 que corretean por todos los rincones del planeta intentando imitar al Xavi original. Debemos dar gracias de que Xavi sea hijo de un futbolista de Terrassa y de que fuera educado en La Masia; desde entonces Xavi se sabe representante de un club y unos valores, y por eso nunca se descamisaría para lucir sus tatuajes o sus pectorales, ni se le conocen ninguna subida de tono ni ninguna conducta violenta en su dilatada carrera deportiva. En estos tiempos convulsos en que la directiva ha vendido media alma a Qatar, jugadores como Xavi salvan la cara del “Més que un club” porque él cree en ese lema desde el fondo de su corazón. Llenó de orgullo a millones de catalanes cuando tras cada triunfo de la Roja se arropó con la senyera delante de las cámaras de todo el mundo para recordarnos, como hizo Raimon, que quien pierde sus orígenes pierde su identidad. Pero también se dejó querer por gentes de todas razas y colores y recordaremos con especial cariño su encomiable amistad con Iker Casillas, el amable cancerbero del eterno enemigo; ellos nos enseñaron que el fútbol, por ser un juego, debe ser un ejercicio fraternal, nunca fratricida. La de Xavi era una camiseta pequeña pero la vistió un gigante catalán del fútbol. Contaremos a nuestros nietos que el Gegant del Pi se llamaba Xavi.
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Friday, June 20, 2014

[ESPECIAL BRASIL 2014] SE HUNDE EL BARÇA, LUEGO SE HUNDE LA ROJA (versió catalana: clica aquí)


Arquímedes de Siracusa, que vivió en el s. III a.C., fue un gran matemático, físico y astrónomo griego. Uno de sus más célebres descubrimientos es el del principio de la flotabilidad (ahora conocido como Principio de Arquímedes). Cuenta la leyenda que, mientras Arquímedes estaba tomando un baño, se dio cuenta de que la fuerza de flotabilidad que se ejerce sobre un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido es igual al peso del fluido desplazado por el cuerpo. Al darse cuenta de lo que acababa de descubrir, salió desnudo por las calles de Siracusa gritando “Eureka!”.

Después de la desastrosa actuación ante Holanda de un Xavi demasiado veterano para el fútbol de élite y de un Piqué que presta más atención a Shakira que a sus adversarios, Del Bosque movió ficha y los mandó al banquillo para dar entrada a Javi Martínez y a Pedro, unos cambios que auguraban un movimiento más ágil tanto de las líneas del equipo como del balón. Y así fue durante los primeros 20 minutos: España recuperó con el pase rápido por el suelo su firma de identidad, con triangulaciones fulgurantes a primer toque entre Busquets, Iniesta y Silva que rompían la intensa presión de Chile y recordaban otros tiempos con ilusión. Sin embargo, el equipo no presionó y Del Bosque no alteró el dibujo básico de la Roja, basado en el doble pivote (Busquets y Xabi Alonso), que se ahoga en sí mismo porque resta un atacante cuando más lo necesita el equipo. Así, las triangulaciones en la línea de tres cuartos no tuvieron resolución porque la selección juega coja sin ese tercer delantero para el que fue diseñado el andamio táctico del Barça. Los defensas de Chile, más jovenes y rápidos, fueron una pesadilla para Pedro y Costa; sus conatos de dríblings fueron siempre abortados con destreza y pundonor por los chilenos. Y al final la edad volvió a decidir la contienda otra vez. Xabi Alonso tuvo dos ocasiones que pudieron cambiar el partido, pero tras la entrega garrafal del donostiarra que propició el primer gol de Chile y una entrada en la que se ganó una tarjeta amarilla por llegar tardísimo, hizo que Del Bosque lo tuviera que cambiar (por Koke) al descanso, cuando ya era demasiado tarde (0-2). Iker tampoco mostró aquellos reflejos de gato a la que nos tenía acostumbrados en ninguno de los dos goles de Chile – y no digamos en los de Holanda. La edad, la edad, la edad: un factor que ha ido aumentando progresivamente desde la Eurocopa de 2008 (26.1 de media), en Sudáfrica 2010 (26.8), en la Eurocopa de 2012 (27.1). Contra Holanda el promedio se situó en los 28.3 y contra Chile (con la entrada correctiva de Javi Martínez y Pedro) a 27.4, pero en el banquillo había cuatro jugadores jóvenes (De Gea, Fàbregas, Koke y Mata) que promediaban 24.5 años y sólo fue utilizado uno (Koke), durante 45 minutos.

Cuál es la responsabilidad de Del Bosque en esta debacle? Sus fans dirán, no sin razón, que el equipo ha llegado a un fin de ciclo, con tres pilares del equipo (Xavi, Casillas y Alonso) sumando 99 años entre los tres. Tres técnicos del Barça (Tito, Roura y Martino) se han roto los sesos intentando encontrar relevos para Xavi y Puyol, pero estos dos gigantes del fútbol han alterado la línea de flotación del paquebote hasta el punto que aún proyectan una sombra enorme que abarca más allá del terreno de juego, desquiciando los debates sobre el estilo. También es cierto que el seleccionador nacional tiene pocos días al año para entrenar al equipo y sólo es responsable de escojer a los jugadores, pero no es menos cierto que tiene mucho donde escojer para mantener a flote el barco: el banquillo de la Roja parece otra selección nacional, con muchos jugadores jóvenes para escoger. Precisamente por eso la correlación exacta entre la ascensión y la caída del Pep Team y la Roja no habla en favor de Del Bosque como un entrenador determinante. Nadie duda de su gran capacidad de gestionar al grupo ni de su sensatez al nuclear la selección alrededor de un equipo blaugrana ahora legendario, pero si hubiese sido uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos, hubiese encontrado la manera de preveer que el hundimiento del Barça le arrastrara al fondo del mar a él también. Como Martino en el Barça, Del Bosque sentó a los jóvenes y prefirió hacer jugar a los que llevaban más galones, lo que resultó en una mayor lentitud en el juego: éso es responsabilidad directa del entrenador. La Roja vivió en un par de días los meses de crisis del Barça y volvieron a salir voces que propugnaban un cambio del estilo para jugar más directo, cuando lo que tocaba era dar el mando a los jóvenes y confiar en su interpretación más veloz del estilo. Corresponde al capitán del barco vislumbrar ese momento en que hay que cambiar el velamen para asegurar la flotabilidad en la tormenta, y a veces éso requiere un momento Eureka, un Arquímedes del fútbol como sí lo era Pep Guardiola. Si resulta que el Barça y la Roja son casi lo mismo, y por los méritos de la selección condecoraron a Del Bosque con el título de Marqués, entonces a Guardiola como mínimo deberían ordenarlo Cardenal.

Tanto sectores merengues como culés han desdeñado la principal virtud de Del Bosque, que es su inmensa habilidad para gestionar a un vestuario repleto de egos. Se le critica que no es un genio de la táctica sino de la práctica: el famoso doble pivote de La Roja (Xabi Alonso y Busquets) ha consistido simplemente en tomar prestado el esqueleto del Barça sacrificando un delantero para poder cerrar atrás con un mediocentro defensivo adicional (Alonso). Esta propuesta aseguró la defensa – y con ella nada menos que dos Eurocopas y un Mundial – pero chirrió tanto en la punta de ataque que La Roja acusó la falta de pólvora y no marcaba casi goles, por lo cual Del Bosque ha sido acusado de rácano desde algunos sectores puristas del barcelonismo acostumbrados al gol en abundancia. Del Bosque, que es muy sabio, ha sabido rehuir las discusiones estéticas y se ha centrado en el argumento pragmático de que la selección, al contrario que los clubes, se mide sólo en competiciones cortas donde un error se paga con la eliminación. Con el tiempo esas críticas fueron acalladas con las victorias y por el juego aplastante exhibido por los peloteros, pero como en Brasil no se ha visto nada de lo primero y poco de lo segundo en los dos primeros partidos, es de esperar que las críticas sobre la elección del doble pivote van a arreciar otra vez.

Mientras Xabi Alonso estaba en su plenitud física y el equipo presionaba en todas sus líneas, el sistema del doble pivote funcionó (lo cual parecía dar la razón a Del Bosque). Pero para ejercer bien la Presión Total que caracterizó al Pep Team y a la Roja de antaño hay que tener piernas jóvenes. Ya advirtió Guardiola que al recuperar el balón, un equipo tarda un promedio de unos cinco segundos en organizarse y recobrar la serenidad, y son esos cinco segundos críticos de confusión que el Pep Team aprovechaba para abalanzarse sobre los contrarios como una presa para causarles la pérdida de la posesión: fue la gran coordinación y rapidez con que el equipo conseguía sus recuperaciones lo que maravilló tanto al mundo. Contra Chile, Del Bosque no acertó a ver que su equipo había perdido la capacidad de recuperación de antaño, y si lo vio, no supo corregir ese defecto después del partido de Holanda. La razón es muy simple: sólo hace falta que uno (el más lento) no coopere para que se rompa toda la cadena, y todos tengan que volver a defender con prisas, con el consecuente gasto extra de energía, en lugar de recuperar el balón en menos de cinco segundos. Para los que, como yo, viven el fútbol como un juego y prefieren quedarse con una lectura positiva de cada contienda, siempre quedará el feliz recuerdo de los grandes momentos que nos regaló este equipo, ahora hundido.

Por mucho que Del Bosque no sea un genio, la Federación Española hará bien si lo mantiene en el cargo, por dos razones. Primero, es un hombre muy sensato y es más fácil que Del Bosque se dé cuenta de su error que encontrarle un buen sustituto. En segundo lugar, Del Bosque se conoce el fútbol de formación en España y la selección Sub-21 española como pocos, por lo que él, a día de hoy, es la mejor persona para dar continuidad a los valores jóvenes que suben. Qué ironía: Del Bosque ha hundido la nave por no confiar en las nuevas generaciones y él es el único que puede reflotarla demostrando que vuelve a confiar en ellos. Que valga para estas generaciones futuras la lección – como si se tratara del axioma necesario para un teorema matemático – que sin Presión Total no puede funcionar el tiki y taka, con o sin doble pivote.

El resumen más punzante del partido lo ofreció el agudo camarero del bar de Seattle donde vi el partido en directo: “Just like Barcelona” – “Igual que el Barça” –, un comentario que fue recibido con carcajadas de aprobación por un buen centenar de personas. Rondaba el minuto 70, y reflexioné en lo acertado del diagnóstico. Este equipo ya no presiona bien, como el Barça de la pasada campaña: se hunde el Barça, luego se hunde la Roja.
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Sunday, June 15, 2014

[ESPECIAL BRASIL 2014] UN ENFOQUE NUEVO DEL FÚTBOL (versió catalana: clica aquí)

Las primeras lentes se inventaron en Holanda a principios del s. XVII y se utilizaron para la fabricación de telescopios. Al conocer la noticia del ingenio, Galileo se construyó uno y con él descubrió en enero de 1610 que Júpiter tenía cuatro satélites, lo que le llevó a cuestionar la posición cosmológica de la Tierra postulada por la Bíblia: si la Tierra no era el único astro dotado de un satélite, podía ser que tampoco fuera el único en transportar vida por el espacio? La Inquisición acusó a Galileo de hereje y éste tuvo que retractarse para no morir en la hoguera.

La televisión hace de telescopio para que no nos perdamos ningún detalle del Mundial de fútbol. Gracias a la tele ya se empieza a vislumbrar que este Mundial va a ser un Mundial de grandes cambios. España ha desembarcado en Brasil con el viejo esqueleto del Barça y ha sido vapuleada por una joven Holanda liderada por la pizarra de Van Gaal, que no ha tenido reparos en abandonar el mítico 4-3-3 con tal de romper las líneas del tiki y taka que él ayudó a construir. “Ha sido la peor derrota de mi vida”, ha dicho Xavi. Qué cruel ironía del destino: Van Gaal subió a Xavi al primer equipo y él lo arrastró por el lodo en Brasil en lo que quizá será uno de los últimos partidos de Xavi en la élite, si decide marcharse a probar fortuna en una liga menor después del Mundial. Pero Xavi insiste como un autómata en su discurso: “Tenemos que seguir con nuestro estilo”.

Hay dos problemas con ese discurso: el primero (menor) es que desde un punto de vista de relaciones públicas es indefendible porque el estilo ya no gana, y el respetable empieza a impacientarse después de los varapalos del Bayern, de las derrota contra el Atlético de Madrid en la Liga, y ahora contra Holanda. El problema principal, de todas maneras, es otro, mucho mayor: que tanto en el Barça como en la selección el estilo se ha hecho sinónimo de Xavi. Con ello se da por sentado que juega Xavi y se enfoca el debate sobre el estilo con una premisa errónea cuando se debería enfocar en qué jugadores ocuparán el puesto de Xavi. Los técnicos del Barça no advirtieron del peligro que suponía que Xavi retrasara su posición ya en la era Tito, cuando los jugadores cortocircuitaban sus pases hacia Messi (“Messi-dependencia”). Conviene recordar que en el periodo en que Xavi ha ido bajando su rendimiento y no se ha sentado a Xavi “para mantener el estilo”, el Barça ha perdido a dos grandes mediocentros que habían sido llamados a relevarle, bien porque se han cansado de las críticas o porque querían más minutos: Thiago Alcántara y Cesc Fábregas. La conclusión es obvia: la obsesión inquisitorial por mantener el estilo ha condenado el estilo – tan bien cuidado desde La Masia – a la hoguera. Si hay alguien que crea que un medio del campo con Busquets, Iniesta, Fàbregas y Thiago no podría mantener el estilo, que tire la primera piedra.

Todos recordamos que Xavi era el garante del estilo del Pep Team y de La Roja, cuando jugaba a diez metros del área y se revolvía en un santiamén en una baldosa. Aquél Xavi maravillaba al mundo con su anticipación ajedrecística del tempo del juego, sus triangulaciones con Iniesta y Busquets, y sus pases milimétricamente templados. Contra Holanda aún se vieron destellos de aquél Xavi, con algunos pases brillantes a Costa y toques de primera muy pillos en el centro del campo. Pero absolutamente todos esos destellos se produjeron en la medular – donde Xavi se siente más cómodo –, y muy cerca de Busquets, en posición de medio defensivo: en la segunda parte dejó tan solo a Iniesta en la medular que hasta el de Fuentealbilla perdió balones cuando fue presionado por dos y tres jugadores. Claro que no todo es culpa de Xavi si Holanda le endosó a España más goles en media hora de los que encajó La Roja en dos Eurocopas y un Mundial (4 goles en 19 partidos). También Casillas, Piqué, Ramos y Silva cometieron errores garrafales, y no hubo ni rastro de la Presión Total que definió las ágiles recuperaciones de este equipo.

El corolario de toda esta discusión es que lo importante no es el estilo sino la velocidad a la que se desarrolla. El fútbol moderno es un juego de velocidad y técnica en el que cada vez tienen menos cabida los jugadores lentos – hay que pensar, correr, y mover el balón tan rápido como sea humanamente posible. Ya lo dijo Guardiola al ganar 4-0 al Santos en la final del Mundial de Clubes del año 2011: "En verdad lo único que hacemos es pasarnos la pelota lo más rápido posible". En este Mundial vamos a ver cómo el fútbol-velocidad toma ventaja en todas sus formas. Hay algo de gratificante en esta Holanda tan joven (el once inicial que jugó contra España tenía 24.6 años de media, por 28.3 de los españoles) y tácticamente versátil: su dibujo defensivo 5-3-2 se transforma rápidamente en un peligrosísimo 3-5-2 cuando los laterales se suman al ataque, que tiene dos lanzas muy puntiagudas (Van Persie y Robben). Aunque el abultado resultado contra España no refleje la diferencia real entre los dos países, está claro que, a día de hoy, el tiki y taka al ralentí de La Roja – que sólo le valió para ganar la estadística de posesión (57%) –, con un solo punta (Costa), huele a marchito. El ex-internacional francés Lizarazu es el que ha descrito mejor el juego de La Roja: “Mucho amor, pero le falta sexo”. Aunque Del Bosque tiene a grandísimos futbolistas en el banquillo (podría relevar a Xavi por Fàbregas o Koke y a Piqué o Alonso por Javi Martínez), falta por ver si acierta a menear el esqueleto.
Sirva también de ejemplo el vibrante partido entre Italia e Inglaterra (2-1), que podría perfectamente haber acabado en un empate por el gran número de ocasiones que tuvo Inglaterra. Inglaterra e Italia son selecciones muy diferentes que tienen puntos interesantes en común. Ambas se estructuran alrededor de un centrocampista que se ha retrasado con el paso de los años para evitar la presión (Gerrard / Pirlo), capaz de hacer desplazamientos largos milimétricos, lo que alarga el campo, dificulta la tarea de las defensas compactas, y da alas a sus puntas veloces (Sterling / Balotelli). Ambas proposiciones, que son perfectamente compatibles con el fútbol de posesión, son filosóficamente opuestas al fútbol de pase corto del tiki y taka. Inglaterra ofrece una versión joven y refrescante de lo que fuere (26.8 años de media en el once inicial), con un electrizante Sterling (19 años) que, con su velocidad, hizo estragos en la defensa italiana durante todo el partido. Italia (27.7 años de promedio) nos ofrece una versión sui generis muy seductora del tiki y taka, encabezada por el exquisito mediocentro Andrea Pirlo. Este jugador de 35 años es 6 meses mayor que Xavi, pero al contrario que Xavi, tiene dos piernas muy potentes con las que suelta medidos pases largos como latigazos por doquier; cada vez que toca el balón se activa el ataque de Italia como un resorte. Así, las posesiones conducidas por Pirlo son mucho más letales que las lideradas por Xavi: alguien tendría que advertir a las televisiones que los porcentajes de posesión no tienen valor informativo si no se incorpora a la métrica la dificultad del pase. De momento la mejor noticia de este Mundial ya es que Italia ha sabido extirparse el catenaccio para siempre y en su lugar se ha transplantado el tiki y taka como si fuera el hígado de un donante.

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Sunday, June 1, 2014

LO QUE JAMÁS QUERREMOS SER (versió catalana: clica aquí)

Un espejo es un objeto capaz de reflejar la luz de manera total o parcial. Los primeros espejos, fabricados a base de pulir obsidiana (una roca volcánica totalmente vítrea), datan del 6.000 a.C. En Mesopotamia (4.000 a.C.) se fabricaban espejos de cobre pulido. En el s. XVI, los artistas italianos de Murano aprendieron que al deslizar mercurio detrás de un cristal se formaba un espejo casi perfecto, y estos espejos carísimos ocuparon los palacios de toda Europa. En 1835 el químico alemán Julius von Liebig inventó un proceso para depositar una fina capa metálica de plata encima de una superficie de cristal, convirtiéndola en un espejo. Los espejos de hoy en día se fabrican depositando aluminio, más barato y más inoxidable que la plata.

La mercadotecnia del Real Madrid se frota las manos con su nueva imagen de club campeón después de una larga sequía. La hinchada del Real Madrid está celebrando “el cambio de ciclo” y rápidamente se proclaman los “Reyes de Europa”, por las prisas en reemplazar la larga dominación blaugrana que se ha interrumpido esta campaña y en la que el Real Madrid ha ganado un merecido doblete. En lo positivo, esta Champions ensalza la sabiduría táctica de Ancelotti, resalta una vez más el papel de los grandes defensas (Ramos), y redime al bueno de Casillas – que había sido perseguido con una crueldad digna de la Gestapo. La imagen del nuevo campeón es eminentemente muscular, no sólo por sus futbol-atletas sino también por su músculo financiero. Sin embargo, el Barça hará bien si se mantiene firme en su modelo, basado en jugadores cerebrales de La Masia, y no se mira en el espejo del Real Madrid, por varias razones.

Primero, el modelo de financiación del Real Madrid prosperó porque es anterior a la UEFA Fair Play Rules, según las cuales el gasto no debe sobrepasar a los ingresos. Nos remitimos a la Historia. Hace 14 años Florentino Pérez irrumpió en el mercado del fútbol como si fuera un casino y empezó a jugar en la Champions, su ruleta. En el año 2000, Florentino, que es constructor, ideó un plan inspirado en vigas de cemento: reducir los efectos del azar en el fútbol a base de reforzar el equipo con el máximo número de estrellas posibles. Pero era un plan carísimo y el club ya adeudaba 270 M€. En el año 2001 llamó a su antiguo amigo Álvarez del Manzano, ahora alcalde de Madrid para el PP, y le pidió un pequeño favor. Todo se arregló en un santiamén y a la sombra, como la mafia. Del Manzano recalificó unas zonas verdes del centro que pertenecían al Real Madrid para que el club las pudiera vender a constructoras (entre ellas la empresa de Pérez, ACS Dragados). De la venta de los terrenos, el Real Madrid obtuvo más de 400 M€, con lo que pudo cancelar la deuda y fichar a Zidane, Ronaldo, Figo, Roberto Carlos, Cannavaro, y Beckham. En 2002 tuvo su día de suerte y ganó la Champions, pero a qué precio: cuatro rascacielos que harán sombra a Madrid para siempre. La operación firmada por del Manzano sería hoy en día castigada duramente por la UEFA como lo han sido otras operaciones de financiación encubierta en el ManCity y el PSG, y no es la primera vez que las instituciones ayudan al Real Madrid para engrosar su historial y perjudicar el de sus rivales. En 1953, Franco prohibió que el Barça (que tenía un gran equipo con Kubala, Ramallets, etc.) fichase a Alfredo Di Stefano – el Messi de la época – pero luego autorizó que lo fichase el Real Madrid, que en sus 51 años de historia había ganado sólo dos Ligas y ninguna Copa de Europa. El Madrid de Di Stefano ganó 5 Copas de Europa (marcó en las cinco finales) y 8 Ligas. La mitad de los trofeos de los “Reyes de Europa” no deben ser la envidia de nadie porque están manchadas con ignomínia.

Segundo, al Barça le conviene que el Real Madrid siga convencido de que el camino del éxito pasa por poner mucho músculo – atlético y financiero – y poca planificación a largo término. Este año a Florentino le ha vuelto a salir bien la partida de ruleta, pero por centímetros y minutos: Ramos marcó el gol del empate en el minuto 93, y luego Bale marcó el segundo de cabeza gracias a un rebote afortunado en el área después de haber fallado estrepitosamente dos goles. Si el cabezazo de Ramos se hubiera desviado unos centímetros a la izquierda, los 100 M€ que costó Bale se hubieran ido al traste. Cristiano y Bale, que raramente devuelven el balón al compañero, parecen replicantes descerebrados salidos de la película Blade Runner, jugando más para lucir su pegada y su galope que para servir al equipo. Es parte del plan inicial de Florentino, que ya lleva gastado en el intento más de 1.000 M€: una inversión insostenible para sólo dos Champions, cinco Ligas, y dos Copas. El tiempo no pasa a su favor; Cristiano – el estandarte del club –, con 29 años y lesiones que se alargan, pronto no va a poder sostener su rendimiento a los niveles acostumbrados.

Tercero, para el culé hay motivos para ser optimista a pesar de los nubarrones que aún se ciernen sobre el Barça con la incomprensible permanencia de Zubi tras su desastrosa gestión: es muy difícil que la “dominación blanca” sea tan duradera como la del Pep Team. Viendo el juego exhibido por el Real Madrid durante la pasada temporada, uno no puede evitar preguntarse si no será la baja forma del Barça lo que ha facilitado dos títulos a los merengues. Parece que el Barça se ha caído por marchito, no por la grandeza del juego merengue, mientras que el Pep Team humilló al Real Madrid repetidamente. Desde que en el 2010 el Pep Team tuviera que esquivar, en autocar, la humareda del volcán islandés Eyjafjallajokull en erupción, el aficionado culé ya tiene interiorizado que la máxima competición no siempre la gana el mejor de Europa. El Real Madrid y el Atlético de Madrid han venido a llenar el hueco dejado por un Barça sumido en una crisis de juego, pero ni uno ni otro equipo han hecho olvidar aquel fútbol musical del Pep Team.

Cuarto, La Masia – continuamente estimulada por la competencia del Real Madrid –, ha producido en los últimos cinco años una cantidad nunca vista de jugadores de élite. Muchos de ellos, como Bartra, Sergi Roberto y Montoya, llegan ahora al primer equipo con formación universitaria. Este año se estrenarán en el Camp Nou Rafinha y Deulofeu, pero también están subiendo Dongou, Adama, Munir y Samper, y en unos pocos años llamarán a la puerta Lee, Take y muchos otros más. Si Jesé, Morata y Carvajal son las perlas de la cantera del Real Madrid, el Barça no lo tendrá muy difícil para asaltar el trono.

Quinto, el comportamiento lamentable de las estrellas del Real Madrid sirve a La Masia de contraespejo ético. Florentino seguirá jugando a la ruleta porque lo que de veras excita al palco del Real Madrid – repleto de representantes de la España profunda: banqueros engominados, machos toreros, monárquicos y falangistas –, es ver a sus guerreros Ramos y CR exhibiendo sus torsos depilados como mádelmans en una final de Champions. Ni el colectivo gay se excita tanto. Pero tanto festejo para un cuarto gol inconsecuente de penalti sólo revela que CR, pobre muchacho, no cabe en su inmensa vanidad de chulopiscinas. En La Masia, a un chico que hace esto se le expulsa.

Y por último, Florentino cuenta con una legión de admiradores que, con la conquista de la Décima, le han erigido en el modelo de empresario del fútbol porque minimizan la intervención de Álvarez del Manzano. El Barça debe mirarse en el espejo opuesto, tanto en lo deportivo como en lo financiero y lo social. Estos energúmenos les robaron a su ciudad unas céntricas zonas verdes y con ello se llenaron los bolsillos: sorprende que aún puedan pasearse libremente por Madrid. No hay nada más simbólico que el exultante apretón de manos entre Aznar y Florentino al celebrar el gol de Bale durante la final: dos presidentes corruptos creyéndose reivindicados ante la imagen de su éxito. Aznar también embaucó a sus contemporáneos, empujando a una generación a una guerra injustificable en Irak, haciendo el patán con su risita hitleriana en los foros internacionales, culpando criminalmente a ETA durante el 11-M, y aceptando sobres de la trama Gürtel. Aznar es invitado de honor del Real Madrid, y esa infame asociación refuerza el valor moral del Barça como representante de la identidad nacional de Cataluña. Basta con mirarlos para saber lo que jamás querremos ser.
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